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Foto del escritorMel

La que sabe

La que sabe.

La que siente.

La que entiende.

La que teje y repara.


La que es cíclica – que pasa de todo a nada y de nada a todo.


La que sabe transformar el amor en carne y conciencia – la que crea.


La que recoge la fruta de la sabiduría – la insolente amante del saber.


¿Sería por casualidad que la sabiduría se declina en femenino?


¿La “mujer sabia” no es, en final, un pleonasmo?


En mí idioma, la palabra “bruja’” viene de la palabra “saber”, es “la que sabe” - wiedźma.


La que hace alianza con el saber: ella conoce las plantas y sus secretos, trata, cura, platica con

los espíritus, también es conectada con los astros – comparte una intimida profunda con la

Luna.


No esta sorprendente que asuste al hombre, no esta sorprendente que él trato de dominarla,

reprimirla, silenciarla. No esta sorprendente que el “hombre de Ciencia” trató de destruir “la

mujer que Sabe”. Porque fue en la época del Renacimiento, no durante el oscurantismo de la

Edad Media cómo frecuentemente lo pensamos, que sucedió la más intensa y violenta caza de

brujas en Europa.


¡En Europa, a dónde la transmisión oral se perdió en favor de un saber centralizado por el

patriarcado, perdimos tantos conocimientos ancestrales durante esta caza de brujas, y al largo

de la erradicación de la culturas paganas! ¿Qué nos quedo des estos conocimientos reprimidos,

quemados, aniquilados? Pero sobre todo, ¿cómo reconectar plenamente con esta capacidad

que tenemos, nosotras mujeres, a sentir, a entender profundamente, y a poder procurar

preservar lo que nos rodea?

Porque nunca desapareció esta naturaleza sabia de las mujeres. De todos lados a dónde voy, lo

veo, la mujer es la que ve lejos.


Trabajé muchos años en desarrollo social en Francia. La inmensa mayoría de las personas con

quien tenía de tratar eran mujeres. Son ellas quien, en los barrios lo más pobres, se preocupan

de la educación de los niños, de la salud, del vínculo entre la gente, de la cualidad de vida de su

entorno.


En la India, a dónde la vida política local esta oficialmente gestionada por los panchayats – los

consejos masculinos de sabios – todo lo que tiene que hacer con el desarrollo durable esta, en

realidad, manejado por los consejos de mujeres – ellos, por supuesto, oficiosos. Es que,

además de criar los niños, trabajar la tierra, gestionar el ganado, cocinar y limpiar, también

cuidan del medio ambiente. Había asistido a la protesta de un consejo local de mujeres

juntando unos pueblos del Himalaya, contra la deforestación hecha por los hombres para

vender la madera. “Ustedes no cortarán un árbol más, porque estamos aquí”. Ellas eran el

bosque.


Y era un mar de mujeres que vi en la calle, en México, para luchar por su derecho a la vida, y lo

de sus madres, sus hermanas y sus hijas: ¡Ni una más!


La sabiduría femenina es la de la compasión. No tiene ni amo ni esclavo. Su fuerza es en la

unión y la armonía. Y la mujer sabia nunca esta sola, porque vibra con la naturaleza que la

rodea. Con el viento y la corriente, con las plantas y los astros.

En unos días, el 8 de marzo, vamos a celebrar el Día Internacional de los Derechos de la

Mujeres. Vamos a celebrar la memoria de aquellas quien tuvieron la sabiduría y el valor de

unirse para oponerse a la opresión, luchando por nuestros derechos a la igualdad. También

vamos a celebrar el futuro de las que recogerán las frutas de nuestra lucha actual.


Ojalá que la sabiduría femenina sigue guiándonos hasta costas más luminosas.



Namaste.



Natka Kupczyńska.




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